Camino a tientas y entre penumbras, distingo levemente los contornos de un mundo que reconozco como el mio, como el que he elegido.

Tanteo el suelo, el vértigo me atrapa. No me lo pienso más.

Parece firme, aunque mi equilibrio siempre ha sido muy traicionero. Atrás ya no me queda nada por lo que volver, pues mis pasos han borrado el camino andado. Me dejo llevar.

Tiemblo. Cierro los ojos y avanzo.

Un paso más

Contengo la respiración y cuento los latidos de mi corazón. Extiendo las manos al frente, y de nuevo vuelvo a avanzar.

Y otro más

Me atrevo a abrir los ojos. El suelo no se ha movido y mis manos siguen extendidas. Permanezco en suspenso por un instante. Nada ha cambiado, todo sigue en el mismo sitio.

Miedos... los tuve todos y uno a uno fueron devorados por los miles de gusanos que me bailan en el estómago. Ganas... de tirarme al vacio y no pensar. Palabras... alguna me queda, perdida entre la noche y el día. Sueños... no cesan, pues aún sigo dormida.

Suspiro, y lentamente se van las dudas...

Está bien, acepto dar un paso más.

Una vez soñé, que era una princesa de largos cabellos enroscados en la brisa... de ojos dulces y risa clara... de alma intacta y corazón entero. En la noche, las estrellas se cobijaban tras mis párpados, en la mañana el canto de los pájaros se escondía en mis oídos, mientras mis manos hilaban los sueños de mi príncipe....

Porque había un príncipe. Todas las princesas tienen uno... y este era un príncipe especial, un príncipe azul. De corazón caliente y manos frías, de ojos sinceros y ademanes pausados; a su andar hasta las flores desfallecían en lánguidos desvaídos....

Mis ojos se giraron rápidamente buscando los suyos, un instante, un suspiro que encuentra el objeto del anhelo, un roce y unos dedos que acarician el tiempo en silencio. Un beso... uno solo no dado, pero ansiado pues la historia ha de seguir y aun no es momento para que mis labios caigan en su boca...

Y llego la noche... lo siento me tengo que ir, se me hace tarde... no, no me pidas que me quede, no lo voy ha hacer a no ser que me digas que me amas... Y entonces vuelve la historia a correr deprisa, se levanta la magia en forma de halos verdes y negros, rasga y rompe todas las promesas, nos arrebata el vendaval y el beso se pierde tus palabra no llegan a mis oídos y yo... yo solo veo a la bruja....

Porque había una bruja, todas las princesas tiene una ... un ser malvado, relleno de envidia y celos, de rasgos acusados y piel tirante, de ojos oscuros y profundos, de dedos largos y labios finos... Con acento cruel, mi bruja me hechiza... convoca las tinieblas en torno a mi frente y me atrapa en un sueño eterno

Yo... yo me ahogo, no puedo respirar... encerrada en una urna de cristal la niebla se arremolina a mi alrededor y el olor a hierba y a violetas lo inunda todo... recorro sin prisa los días, soñando en un sueño soñado, doy vueltas en espiral. Pero mi rostro no revela pena, no revela la preocupación de pasar la eternidad dormida pues mi príncipe vendrá... el vendrá....

Pero lo que yo no se es que mas allá de mi ataúd, la bruja se ríe tan fuerte y tan alto, que mi príncipe enloquece, se confunde y hierra el camino; el miedo le vence y cierra sus ojos. El no me ve aunque estoy tan cerca que podría tocarle, si no estuviese tan embobada, claro....

Y despierto.

A mi alrededor mi habitación, mi cama revuelta, ni rastro de la niebla, ni de la margaritas... y los pájaros... que pájaros??
mmmmm.... permanezco un rato sentada... y noto un cierto olor a violetas que proviene del cajón de mi mesilla. Ahora que lo pienso hace poco compre un frasquito de aceite de violetas me gusto su olor dulzón y alegre.

Me levanto y me miro al espejo. No. Definitivamente no soy una princesa, mis ojos no son dulces y mi corazón está algo revuelto trasnochado hoy; y mi risa? Podría pasar... pero no, no soy una princesa, además no tengo príncipe y eso es algo fundamental para una princesa.

Mmmmm, me lo pienso, me visto y salgo a la calle.
Joder! Ya se me ha hecho tarde, y encima el muy perro no me para después de haberme pegado la carrera... hay que joderse ya empezamos otra vez con el día de la marmota....

Llego, tras haber sorteado mil peligros, haber hecho verdaderas virguerías con los autobuses y... bueno si, algo más tarde de lo debiera pero al menos llego; despotricando, jurando por todos los santos del cielo y con rabia asesina en los ojos.

No, definitivamente tengo muy poco de princesa delicada.

Mmmm.... pasa el día lo intento, pero no me sale... que más da ha sido un sueño nada era verdad. Ni había príncipe, ni país encantado, ni niebla con olor a violetas, ni nada de nada... aunque... la bruja.... Un ser malvado... si, si... ya recuerdo, ya...

.....

.....
Bah..... son solo eso, cuentos de hadas....

...y mi corazón...

...mi corazón tan solo anhela el sueño que no llega...

...entra en mi mundo...

...una y otra vez vuelvo a perder el control. Una y otra vez y otra vez más mentí al decir que no me importa, que ya no hay más que hacer, que no hay más que lo que se ve...

...una y otra vez vuelvo a caer en la misma trampa la que me tienden tus ojos que de forma imprevista se adueñan de mi voluntad, que por un instante vuelven a poner mi vida del revés, que hacen que mi camino vuelva a verse claro...

Cierro los ojo, aparto la vista y corto el hilo...

...en el fondo prefiero pensar que es mentira y que todo ha sido una ilusión....

...pero, una y otra vez lo vuelves a hacer...

... y no puedo parar de inventar, de imaginar que nada está perdido, que todo esto me llevara hacia algún sitio y que aunque sea por casualidad acabarás tropezando con alguno de mis besos.

Sigo tus pasos allá donde me quieras llevar, atada a tu espalda me cuelo en tu habitación cuando cae la noche, llego hasta tu cama y uno a uno dejo caer mis sueños sobre tu frente...

Porqué una vez soñé... que te veía, que te acercabas, que yo temblaba de miedo, que hasta mi corazón pareció enmudecer por no despertar al tiempo que se había quedado dormido... soñé que me cogías de la mano de forma casi casual... y sentí el latir de tu pulso arrastrándose por mis venas y pensé que el suelo debía de estar deshaciéndose... pero tu no me soltabas.

Y cuando te miré, como te miro siempre, con esa calma fingida, con esa media sonrisa que no puedo evitar, sin esperar nada, sin ofrecerte nada mas que lo que soy que lo que ves... me dijiste que ya había pasado todo, que ya había llorado suficiente...

Luego soñé que despertaba y que tu volvías a estar como siempre, ausente a mi, ausente a mis miradas, ausente para mis manos, ausente para mis besos cansados de caer a los pies de mi cama...