sábado, abril 28, 2007
A donde fuí...
Cierro las ventanas y procuro entreabrir las puertas, arrancando pasiones, enredando humos y noches y cristales rotos por la habitación... de nuevo me corté los dedos queriendo saborear alambres torcidos.Y decido fluir y decido cerrar los ojos al mundo. Y enseñarle los dientes una vez más, pues estoy segura de que un día de estos dejaré de respirar y para cuando llegue creo que querré no estar presente. Me acostumbro a sentir y me esfuerzo por tensar las cuerdas vocales al despertar. Pues estoy segura de que un día de estos dejaré de gritar y para cuando llegue quiero estar dispuesta a susurrar.
Deshilando, anudando, enredando, deshilachando horas tremendamente pausadas en este final de abril. Tremendamente únicas. Tremendamente estrechas se ajustan a todos mis movimientos de una manera nueva; pues por vez primera hago los nudos de fuera para dentro y no al revés. Desarrollando maneras y controlando mareas, llego al punto en el que todo ha de ser igual de importante, igual de único, igual de relevante para mi vida.
Quiero vivir todo aquello susceptible de ser vivido y por más mezquina que se me revelase la creación, seguiría siendo sublime.
Días únicos de silencio y trabas en la garganta. Empiezo a encontrar las frases y los momentos perdidos empiezo observar sin calma, sin prisa.
los alambres torcidos.. porque neceamos en arreglarlos?
Cuando te leo me encoges el corazón. Me encanta la forma que tienes de anudar mis emociones a las tuyas.
Sin prisa niña, la vida a sorbos suaves, degustando cada trago.
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