domingo, septiembre 24, 2006
Dudas
Nos quejamos cuando al no saber porqué, nos removemos inquietos en el asiento; cuando se nos pierden los ojos, cuando nos revolvemos al gesto, al roce...
Y recordamos que la otra noche abrimos la puerta a las dudas. Las invitamos a entrar, las acomodamos a los pies de nuestra cama, las sentamos en nuestra mesa, las alimentamos con el tedio que producen algunos días de madrugada... Las vestimos de imposibles, las regalamos todos nuestros y si...
Y luego nos quejamos.
Y luego nos indignamos.
Y luego lamentamos.
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