Que tontería... pensar que ya había terminado todo...
Que estúpidez por mi parte, creer que ya no habría más que pensar al respecto...
Que idiotez, por un momento pensé que estaba ya todo olvidado, y me sorprendo escribiendo con media lágrima asomando, volviendo a oir la misma canción una y otra vez...
Ya está niña, ya has llorado suficiente.
Pero no, no es cierto. Nunca es suficiente, siempre nos queda algo. Me empeño en seguir hacia delante, escondiéndome entre las esquinas me da miedo mirar al Sol de frente. Y luego voy y me pregunto ¿pero si lo tengo todo? Entonces, ¿a qué viene esto...?
Pues no lo se...
Es mi incapacidad para responder lo que me hace seguir dudando, seguir esperando, seguir aguardando eso que nunca va a llegar, pues no seré capaz de verlo aunque lo tenga plantado frente a mi.
No es depresión, ya no es hastio... ni siquiera es cansancio, o rabia... y lo sigo haciendo... y lo sigo haciendo... de forma meticulosa me castigo, araño las paredes de mi alma, busco ese momento en el que pude llorar y no lo hice, ese instante en el que debí gritar y me callé. Reviviendo una y otra vez machaco las horas rumiando sin parar. A oscuras, entre penumbras me levanto a ciegas sin ganas de hacerlo.
Y entre silencios caigo en la cuenta de que no, no es eso... el amor nunca duele lo suficiente.
Pero si los recuerdos...
Hay quien dice que está canción le hace volar... a mi me solamente me deja las alas empapadas de lágrimas
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