[...Mi alma está hecha de luz y tinieblas. No sabe de brumas...]
sábado, enero 30, 2010
Estática
A veces, soy capaz de no pensar nada, de no sentir, de no ser... solo mirar, observar, oir, escuchar... Y es en esos momentos cuando el mundo se me hace grande, inmenso, eterno Y entonces de a poquito lo empiezo a sentir; un látido, un pálpito, un susurro, un suspiro etereo leve y ligero, que se mece en el aire que va a parar al mar. Y ese mar... que sin quererlo me llena los ojos cada mañana.
Bebo los días, sorbo a sorbo, tratando de saborear, como si de vino se tratase, un gusto adquirido, aprendido. Todos y cada uno de mis días contienen una simplicidad infinita, una sencillez reconfortante. Aguas canalizadas, mareas serenas.
No hay nada especial que contar y a la vez cada instante tiene una significancia una relevancia oculta, un gesto o un guiño del universo. Estoy en el buen camino. Nunca fue el fácil y no siempre fue el mejor. Aprendí a aprender, aprendí a dejarme llevar y a mirar por la ventanilla en vez de andar pendiente de la próxima estación. A ser quien quiero ser en cada momento y a ser quien tengo que ser cuando realmente tengo que hacerlo. Y lo más increible es que puedo hacerlo.
No, no hay nada especial que contar hoy, y lo más seguro es que mañana no lo haya tampoco a menos que llueva... pero... y eso que más da.
El tiempo pasa, el tiempo se va y viene. Todo lo que queremos todo lo que anhelamos llega o no. Y al final todo da igual. Necesito retomar mi lengua. Necesito volver al verd¡bo simple y llano. Pero lo cierto es que mi vida se mueve entre dos mundos y no puedo tenerlos por igual. Y todo cambia de una manera extraña, confusa, difusa... Tanto que a veces ni siquiera somos conscientes de ello.
Mi primer propósito de año nuevo será volver al blog. Volver a recuperar mi antigua plantilla, volver a aquello que me pertenecia. Pues a pesar de los cambios siempre necesitamos una constante en nuestra vida.